Miquel dels Sants Oliver nació en la localidad mallorquina de Campanet, hijo de Joan Lluis Oliver destacado progresista que se destacó por renovar profundamente la prensa isleña. De casta le viene al galgo porque su hijo aprendió el oficio y tras licenciarse en Derecho por la Universidad de Barcelona, el periodismo no daba para comer, además de colaborar en l’Almudaina, el periódico de su padre, también creó sus propias publicaciones, Museo Balear y la Roqueta (nombre coloquial con el que los mallorquines denominan a su isla) respectivamente, iniciando así una fulgurante carrera en cuyos inicios se destacó por ser el iniciador de la Renaixença (movimiento de recuperación cultural de la lengua catalana iniciado en Catalunya) en Mallorca. Este movimiento triunfó en Mallorca marcando el inicio de un regionalismo balear que fue encabezado por Oliver. En 1891 publicó su primer libro llamado Cosecha periodística una recopilación de sus artículos en castellano, hecho paradojal teniendo en cuenta su condición de introductor de la Renaixença.
Pero el periodismo era insuficiente para poder comer. Sin embargo gracias a su prestigio y prometedora carrera en 1892 logró ingresar como secretario en el Banco Fomento Agrícola de Mallorca, uno de los primeros éxitos del movimiento regionalista que encabezaba. El mallorquinismo comenzaba a dar frutos, empezaban a surgir iniciativas de las que Oliver fue impulsor hasta lograr convertirse en director del banco. Un nuevo hito en su carrera tuvo lugar en 1899 cuando publicó su segunda obra La cuestión regional la primera y fundamental obra del regionalismo balear en el que expone sus ejes fundamentales y lo presenta como la mejor alternativa al centralismo que tenía al archipiélago sumido en el atraso económico, social y político.
Con la cuestión regional Oliver se convierte en el máximo exponente del regeneracionismo en las Islas Baleares. Sigue con esta línea en 1901 al publicar Mallorca durante la primera revolución (1808 – 1814) convirtiéndose la recuperación de la memoria de las guerras napoleónicas en otro de sus temas habituales. En 1903 publicará Ensayos críticos: la literatura en Mallorca y L’Hostal de la Bolla: costum i llenguatge vulgar de Mallorca su primera obra en catalán en la que marcará un punto de inflexión al combinar sus postualdos modernizadores y regeneracionistas por un cierto costumbrismo que quiere proteger las tradiciones de la isla.
Pero Oliver ya había fracasado en Mallorca. Su propuesta regionalista no había obtenido eco alguno y hacia 1903 ya había empezado a aproximarse hacia el catalanismo hasta el punto que en 1904 abandona la isla para fijar su residencia en Barcelona. Tuvo la suerte de que ya conocía a Joan Maragall y se introdujo en el Ateneu Barcelonès como secretario, tarea que compatibilizó con la redacción del Diario de Barcelona. Oliver también triunfó en Barcelona y al igual que ya le había sucedido en Mallorca se convirtió repentinamente en el director del rotativo barcelonés. Por entonces se identificaba claramente con la Lliga Regionalista de Francesc Cambó dejando constancia de ello en su libro Entre dos Españas, en el que expuso la propuesta regeneracionista que el catalanismo tenía para modernizar España. Pero las discrepancias entre el conservador Diario de Barcelona y la estrategia de la Lliga basada en la unión del catalanismo mediante la Solidaritat Catalana forzó su salida del rotativo junto a las principales figuras del mismo que ingresaron en la Vanguardia. Este hecho significó un claro espaldarazo para el rotativo barcelonés que aumentó su difusión hasta convertirse en un periódico de éxito basado en un modelo novedoso: un diario independiente frente a la prensa de entonces que no hacía más que transmitir las consignas de los partidos. Y de nuevo Oliver llegó, vio y venció porque se convirtió en director del diario formando una terna junto a Alfred Opisso y Ezequiel Boixet. Había alcanzado la cima más alta de su carrera, pues en 1907 se convirtió en uno de los creadores del Institut d’Estudis Catalans (IEC).
Sin embargo a partir de entonces experimentó una nueva evolución que le llevó a alejarse progresivamente de los postulados catalanistas de la Lliga, acercándose al conservadurismo representado por un mallorquín ilustre: Antoni Maura. Pese a la absoluta indiferencia que había mostrado este hacia los postulados regionalistas de Oliver no fue óbice para que el autor se sintiera cada vez más identificado con él y menos con Cambó, apostando por un acuerdo de integración entre la Lliga Regionalista y el Partido Conservador. Pero el partido catalanista rechazó esta propuesta y Oliver abandonó el IEC. La obra clave de este proceso de ruptura con el partido de Cambó es El caso Maura experimentando a partir de entonces un claro proceso de conservadurización que se hace patente en varias de sus obras com Los españoles en la Revolución Francesa (1914), El fet i la idea de civilització (1914) o Vida y semblanza de Cervantes (1917).
Sin embargo su ruptura con la Lliga no le impidió seguir ejerciendo un papel destacado en la sociedad civil barcelonesa, alcanzando la cima de su carrera en 1916 al convertirse en único director de La Vanguardia. E incluso en 1917 se convirtió en director de aquel Ateneu Barcelonés al que en 1904 había llegado procedente de Mallorca como secretario. Marcará el punto máximo de su madurez literaria antes de su muerte en 1920 con la publicación en 1919 de Hojas del Sábado seis volúmenes variados que contienen escritos de género y temática variada.
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