En los últimos días hemos conocido que los ex presidentes del Gobierno Felipe González y José María Aznar han sido contratados por Gas Natural y Endesa para realizar tareas de asesoría por las que percibirán sueldos de 150.000 y 200.000 euros respectivamente. Estas empresas tienen derecho a aprovechar la experiencia acumulada por ambos mandatarios para hacer de relaciones publicas y abrir nuevos mercados y ellos también tienen derecho a trabajar para ellas, pero llueve sobre mojado porque Aznar y González en lugar de atesorar mercedes nobiliarias, eso carece de valor en las monarquías parlamentarias de hoy, reunen una larga lista de cargos, prebendas y sinecuras por las que cobran suculentas retribuciones que harían saltar la banca del casino de Montecarlo y que les situan un la cuarta dimensión, una diemnsión estratosférica con respecto a los españolitos de a pie que como cabrones acudieron obedientemente a votarles en su día (cinco ocasiones en la caso de González y dos en el caso de Aznar).
Todo esto puede resumirse en una palabra: inmoralidad. Es uno más de los rasgos de la crisis de valores que está padeciendo el mundo occidental fruto del más descarnado materialialismo que nos embarga, y que se lo está llevando todo por delante. La muestra más evidente, grave y escandalosa porque debido al cargo que desempeñaron estos dos personajes deberían tener unos principios éticos de comportamiento y dar ejemplo a la ciudadanía, tener una conducta ejemplar. Pues nada, en vez de dar ejemplo demuestran que se sirvieron de su cargo no para servir a los ciudadanos que como corderitos fueron obiedientes a votarles (no en vano hay un chiste publicado en El País tras las elecciones de 1983 en el que se lee un comentario de Felipe que dice lo siguiente: No me lo creree hasta que lo lea en los periódicos. Gracias, muchas gracias y hasta las próximas elecciones) sino para trepar, para lucrarse con la más absoluta de las codicias, para ascender a las altísimas esferas y atesorar un partimonio escandaloso que jamás hubieran soñado. Y todo ello tributando zero: zero patataero como decía aquel.
Los reyezuelos han quedado desnudos. Bueno, para algunos hacía tiempo que ya estaban desnudos pero ahora han quedado retratados. No como disgnos y honorables ex presidentes sino como un par de vividores, golfos y sinverguenzas. Como auténticos caraduras que hunden la imagen de España con sus fechorías y que recuerdan al personaje golfo de la canción de los chichos Qué tendrá Marbella. El espíritu marbellí ha triunfado, se ha extendido y se hecho con el control de España. España se está berlusconizando, las nocivas prácticas que Berlusconi está ejerciendo en Italia se están extendiendo a nuestro país cuando permitimos que un par de ex servidores publicos se comporten como auténticos granujas que nos toman el pelo, se ríen de nosotros, no pagan ni un euro y además nos tratan como imbéciles viviendo a costa nuestra. Aznar hizo un libro llamado Cartas a un joven español. ¿Y qué nos dice Aznar a los jóvenes españoles de hoy? Que si somos borjamaris y nos colocan en la FAES viviremos como marajás, pero de lo contrario perderemos nuestra juventud estudiando, trabajaremos como burros y no tendremos ocio por falta de tiempo y de dinero. Pero además apenas cobraremos pensión y tendremos una vejez miserable y más negra aun que nuestra juventud: moriremos solos y amargados.
¿Estamos dispuestos a permitir esto? ¿Estamos dispuestos a permitir que se nos condene a la mediocridad? ¿Queremos que los valores básicos de liberalismo, igualdad de oportunidades y autodeterminacion personal para decidir qué es lo que queremos ser, triunfen de una puñetera vez en España? ¿Queremos frenar la degradación moral de esta España nuestra? ¡Aun estamos a tiempo! ¡Aun estamos a tiempo de desterrar a los parásitos de Iberia! Aprobemos una ley por la que se obligue a los ex presidentes a tener un comportamiento ético. Podemos conseguir que los expresidentes en España no sean golfos retirándoles la pensión a la que tiene derecho si perciben retribución por su trabajo en la empresa privada o bien limitando sus actividades profesionales a tan solo un empleo. ¡Podemos conseguirlo! Tan solo hace falta seguir el ejemplo de Catalunya en la que los ex presidentes de la Generalitat Jordi Pujol y Pasqual Maragall tan sólo se dedican a sus fundaciones, entidades sin ánimo de lucro destinadas a fines de carácter general, sólo cobran un sueldo, no cobran por las conferencias que imparten. ¿Sigo? Por algo se llaman molt honorables ¿o no?
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