El Presidente del Gobierno José Luís Rodríguez Zapatero ha anunciado su intención de disolver las cámaras a finales de septiembre y convocar Elecciones Generales anticipadas para el próximo 20 de noviembre. Hubiera correspondido su celebración en marzo del año próximo pero era un secreto a voces que la legislatura estaba más que agotada tras la decisión de Rodríguez Zapatero de no presentarse de nuevo a los comicios, la derrota del PSOE en las pasadas elecciones autonómicas y la nominación de Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato socialista a dichos comicios.
Por otra parte la gravedad de la situación económica del país y la aparente incapacidad del gobierno actual para enfrentarse a la misma evidenciaban que España necesitaba la celebración urgente de elecciones elegir un nuevo gobierno capaz de superar la situación actual de parálisis. Haber alargado la legislatura hasta su último suspiro con la excusa de aprobar los presupuestos del año próximo hubiera sido altamente perjudicial para el país. Sin embargo es una mala decisión esperar hasta finales de septiembre para disolver las cámaras y convocar elecciones, puesto que habida cuenta de la gravedad de la situación actual estas deben celebrarse cuanto antes y si tenemos en cuenta que el plazo legal que permite su celebración es de sesenta días entre convocatoria y celebración no habría que haberlas demorado más y haberlas celebrado en septiembre. Con esta errónea decisión, esperemos que la última que toma Zapatero, se comete una grave irresponsabilidad pues se abre un período de interinidad muy largo que abunda en la desconfianza de los mercados y que puede conducir hacia la desestabilización de nuestra economía.
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